Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás, es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior.

Oliver W. Holmes

Ya que el estrés tiene su origen en nuestra mente, es ahí donde debemos atacarlo.

Es importante analizar por qué una situación como la separación de nuestra pareja, la muerte de un ser querido, el despido del trabajo o cualquier otra circunstancia nos produce estrés.

El estrés es producido más por la amenaza de la pérdida que por la pérdida en sí.  Ésta nos produce dolor cuando ya es un hecho, pero cuando no lo es, nos produce estrés.

El estrés nos produce el deseo de escapar de la realidad que estamos viviendo. No aceptamos el presente cuando él nos representa pérdida o daño.

Cuando mi mente está enfocada hacia la  «pérdida o daño» que voy a sufrir, es para mí más dificil vivir el presente concientemente, necesito estar ocupado o mejor «pre-ocupado» en aquello que seguramente me va a maltratar.

Para manejar el estrés buscamos a veces emociones fuertes que permitan concentrar la mente en cosas que nos hagan olvidar lo que nos produce dolor.

Cuando lo que percibimos o imaginamos tiene el poder de atraernos fuertemente, de absorbernos y concentrarnos plenamente en lo que estamos experimentando, es cuando podemos huir del estrés, sin embargo, con ello no estamos solucionando nada, una vez pase el estímulo volveremos a sentirnos estresados. No hemos curado el mal de raíz.

Por ejemplo, hay quienes recomiendan cuando estamos demasiado estresados en el trabajo, optar por unas vacaciones para que las emociones que vamos a tener, ojalá fuertes, puedan hacernos olvidar la presión que estamos sintiendo.

Podemos tener un alivio, pero éste será temporal. Una vez regresemos, nos veremos pronto avocados a la misma tensión que teníamos antes y por consiguiente, el estrés.

El estrés puede estar producido por el tipo de relaciones laborales que tengamos, ya sea con nuestros compañeros o jefes, o por la frustración de no poder controlar lo que hacemos. Esto no cambiará por el simple hecho de salir unos días a distraernos.

Dias antes de la fecha para iniciar nuestras labores, comenzaremos a sentir la misma presión y angustia que teníamos. La solución no está en eludir el problema sino en afrontarlo.

Muchas persona huyen del estrés que produce una separación trabajando intensamente, no se permiten un momento de esparcimiento donde la mente quede libre, para no verse expuestos al «presente» doloroso de la separación.

Podemos escapar de manera continua y hasta crear una adicción, pero ésto solo postergará nuestro sufrimiento hasta que al final tendremos que aceptar la «pérdida o daño», cuando ya el estrés haya hecho estragos en nosotros.

La verdadera responsabilidad consiste en  tener la habilidad para elegir la mejor opción que tengamos para asumir las obligaciones que nos correspondan frente a las acciones y decisiones tomadas.

Hay otros que piensan que su solución es convivir con el problema. Si el estrés es producido por la relación que tiene con su jefe, soportan esa relación así ella sea causa de maltrato. Lo mismo puede suceder con su pareja o cualquier cirsuntancia estresante. Es llevar la piedra en el zapato sin querernosla quitar.

¿Cómo afrontar entonces el problema del estrés?

¿Cómo solucionar esa tensión y angustia que nos producen tantas circunstancias en la vida?

¿Cómo no perder el fundamento más importante de nuestra autoestima: ser felices?

Son muchos los libros de sicólogos y otros especialistas que han tratado este tema dando soluciones bastante interesantes.

Sin embargo, la mayoría plantean el manejo desde el punto de vista de cómo solucionar la tensión que genera el estrés y no como atacar sus causas. Se quedan únicamente en los ejercicios físicos  y mentales que son más ayudas para aliviar, que la solución en sí.

Buda enseñaba que la vida solo se vive en el presente. Si perdemos el instante presente perdemos la vida.

Stephan Rachschaffen en su libro «Cambio de Ritmo» sostiene que el estrés no existe en el presente, es producido por el pasado o el futuro. Tenemos que entrar en resonancia con el ritmo de la vida y no con el ritmo que nos ha creado la sociedad en que vivimos.

Los principios fundamentales para el manejo del estrés los hemos tomado del gran maestro de todos los tiempos: Jesucristo. En el capítulo sexto de San Mateo,  Jesucristo enseñó a sus discípulos la forma como debía vivir sin afanes, en calma, sin estrés.  Centraremos el manejo del estrés sobre los siguientes cuatro puntos:

  1. Valoración – Prioridades
  2. Seguridad
  3. Resolución o Aceptación
  4. Vivir (estar) el presente

En nuestro próximo artículo veremos con más detalle en qué consiste cada uno de ellos.  Puedes dejarme tus comentarios respecto a este artículo y compartirnos si es tu caso, cómo has logrado superar alguna situación de estrés.

Por ahora, te invito a que te suscribas GRATIS al minicurso «Autoestima del Centro a la Periferia», conocerás los pilares de tu autoestima lo cual te ayudará a fortalecer tu relación de pareja.

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Por tu paz interior,

Equipo MiParejaMiEspejo.com.

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